De opositor a abogado: problemas y expectativas laborales desde la práctica
En un blog dedicado a las exigentes oposiciones a Judicatura y Fiscalía no podía faltar una entrada dedicada al colectivo de opositores más numeroso: el de los que abandonan la oposición. Por el número de plazas ofertadas y la cantidad de personas que opositan, el colectivo al que pertenecen todos aquellos que no logramos nuestro propósito de ser Jueces, Fiscales o Letrados de la Administración de Justicia tras años de preparación y esfuerzo, es el más abundante. Como me encuentro entre los que decidimos abandonar las oposiciones y le llevo unos años de ventaja al que tome la decisión ahora, intentaré que este artículo resulte práctico para quien decida pasar de opositor a Abogado.
Tabla de contenido
Formas de ejercicio de la abogacía: pros y contras
Como ya se sabe, la profesión de Abogado puede ejercerse de dos formas fundamentales:
- Se puede trabajar para uno mismo, como Abogado autónomo;
- O bien, trabajar por cuenta ajena como Abogado asalariado. En este caso te integrarás en un despacho colectivo, pequeño, mediano o grande.
La elección entre una y otra forma de ejercicio profesional no siempre es fácil ya que está sujeta a diversos condicionantes y cada opción tiene sus pros y sus contras.
El ejercicio autónomo de la Abogacía tiene la ventaja de la independencia y autonomía. Serás tu propio jefe en lo que se refiere a la asunción de tareas, jornada de trabajo, vacaciones, etc.
Además, el temario de la oposición a Juez, Fiscal o Letrado (civil y penal, tanto sustantivo como procesal, fundamentalmente) ofrece una preparación superlativa para el ejercicio generalista de la Abogacía. Esta fuerte base será de gran utilidad a quien pase de opositor a Abogado de Sala y Toga.
En provincias pequeñas, el optar por ser Abogado generalista puede ser, quizás, la única salida viable, ya mediante el ejercicio por cuenta ajena en un pequeño despacho, ya por cuenta propia.
Otra cosa sucede en las grandes ciudades, especialmente Madrid y Barcelona. Allí existe la posibilidad de especializarse dentro de un Despacho colectivo, con todas peculiaridades que ello trae consigo y que veremos después.
En este caso, el opositor encuentra particulares problemas en la falta de especialización existente en su formación –sabe de todo, pero no es maestro en nada– y, especialmente, en la imposibilidad de justificar que sabe poner sus conocimientos en práctica, al carecer de experiencia. Daré mi opinión acerca de cómo solventar esos problemas más adelante.
El primer escollo: el Máster de Acceso a la Abogacía
En ambos casos, nos decidamos por el ejercicio autónomo o asalariado de la Abogacía, el primer problema que debe afrontar el antiguo opositor a Judicatura y Fiscalía será la necesidad de superar el Máster, que la Ley 34/2006, de 30 de octubre, sobre Acceso a las Profesiones de Abogado y Procurador de los Tribunales (vigente desde el día 31 de octubre de 2011), estableció como requisito previo a la colegiación y ejercicio de la Abogacía (art. 1.2 y 4).
El Máster de Acceso a la Abogacía, además de suponer una considerable inversión de dinero (de 3.000 € en adelante), somete el ejercicio laboral del futuro Abogado a una espera de dos años, que son los que se tarda en cursar el Máster citado. Este Máster consta de tres fases sucesivas.
Fases del Máster para pasar de opositor a Abogado
1. La primera fase consiste en un curso formativo específico, destinado, supuestamente, a la adquisición de los conocimientos especializados y competencias propias de los Abogados.
Estos cursos, de naturaleza reglada y oficial, (art. 2.2 Ley 34/2006), repiten materias propias del Grado Universitario de Derecho. Aparte de cubrir la deontología profesional, el contenido del Máster (equivalente a 60 créditos ECTS) es muy general. Comprende Derecho civil, penal y procesal, administrativo y laboral. El contenido, lógicamente, no representa dificultad para el opositor a Judicatura o Letrados, al tratarse de materias que ya tiene muy trilladas.
2. Una vez concluida la fase teórica, que prácticamente ocupa un curso académico, se inicia otra fase de prácticas externas. Estas prácticas están orientadas a la adquisición de los conocimientos prácticos imprescindibles para el ejercicio de la profesión de Abogado.
Las prácticas externas se desarrollan en instituciones en las que habrán de desenvolverse profesionalmente los futuros Abogados. Las prácticas son tuteladas por un equipo de Letrados, dirigido por Abogados de, al menos, cinco años de experiencia. Estos deben redactar semestralmente una memoria explicativa de las actividades que han llevado a cabo los Abogados en prácticas, así como una referencia a la evolución de cada alumno en particular (conforme al art. 16 RD 775/2011).
3. Por último, concluidos satisfactoriamente el curso teórico y las prácticas externas de formación, se procede a la evaluación oficial de la aptitud profesional de los aspirantes a Abogados mediante una prueba –única e idéntica para todo el Estado– de respuestas múltiples (es decir, tipo test) que, con periodicidad anual, convocan los Ministerios de Justicia y Educación (arts. 17 y 18 RD 775/2011). Es el llamado examen de acceso a la Abogacía.
Superada la prueba de evaluación con la calificación de apto, el órgano competente emitirá los títulos profesionales de Abogado, que permitirán a sus titulares colegiarse como el Colegio profesional de su elección.
Una vez colegiado, el exopositor podrá ejercer válidamente la profesión de Abogado, con el éxito que le permita alcanzar su capacitación profesional –con total seguridad, muy superior a la media– y su habilidad para captar clientes potenciales, si decide optar por el trabajo autónomo.
Integración del antiguo opositor en un Despacho de Abogados
Dejando de lado el trabajo autónomo, muchos antiguos opositores optan por trabajar en un Despachos colectivos. Los Despachos de Abogados pueden clasificarse en grandes, entendiendo por tales los que cuentan en plantilla con más de 250 Abogados (Garrigues, Cuatrecasas, Uría, etc.), medianos, con más de 30 Abogados (Elzaburu, PONS IP, Monereo Meyer, etc.) y pequeños, los demás.
Los grandes Despachos de Abogados (también muchos medianos) se caracterizan por localizarse en Madrid y Barcelona, –aunque con delegaciones en otras ciudades españolas e, incluso, el extranjero–, y por dividirse en Secciones, al mando de uno o más Socios, que se ocupan de materias jurídicas muy especializadas (corporate, compliance, protección de datos, propiedad intelectual e industrial, finanzas, etc.), que los opositores a Judicatura, Fiscalía o Letrados frecuentemente desconocen, pues no se tratan –o se tratan de forma superficial– en el temario de estas oposiciones jurídicas.
Segundo escollo: la falta de especialización del antiguo opositor
Para trabajar en un Despacho de Abogados con especialización funcional (ya sea una boutique jurídica o un Despacho con especialización por áreas internas), la falta de conocimientos específicos del antiguo opositor debe solventarse. Antes de incorporarse a alguno de estos Despachos, es necesario realizar los cursos de formación que resultan adecuados al área jurídica en que se desea trabajar.
Para tratar de minimizar el impacto de sacrificio temporal, lo mejor es tratar de cursar un Máster de especialización a la vez que se realiza la parte teórica del Máster de Acceso a la Abogacía. Desgraciadamente, no hay forma de paliar el enorme coste que estos cursos de especialización tienen. Puedo asegurar, sin embargo, que elegir el Máster adecuado –y dar el nivel en las clases– merece la pena, pues abre muchísimas puertas.
Cómo saber si un Máster de especialización vale la pena para no tirar el dinero
Esto no quita que haya Másters que son una pérdida de tiempo y dinero. Por ello, recomiendo ante todo tener claro el sector al que se quiere acceder y estudiar los Másters disponibles. Una de las mejores formas de saber si un Máster merece la pena es consultar a los anteriores alumnos –así como buscarlos directamente en LinkedIn, para ver sus puestos actuales–.
Si un Máster con buen contenido teórico cuenta con buenos profesores, recibe recomendaciones de personas que trabajan en el sector y, además, una búsqueda de antiguos alumnos permite ver que tienen buenos destinos laborales, podemos estar tranquilos. Seguramente tenga un precio elevado, pero nos dará los conocimientos y contactos que necesitamos.
Alternativas al Máster de especialización
Si no tienes fondos para un Máster de especialización, tienes dos alternativas:
1. Seguir la estrategia del anteámbulo (término acuñado por Ryan Holiday). Esta te permitirá demostrar tu capacidad de sacrificio y entrega a una persona que sea capaz de abrirte las puertas, poniendo la mano en el fuego por ti, atestiguando que tus méritos compensan tu déficit de conocimientos o de acreditaciones.
Esta estrategia, por desgracia, es arriesgada y difícil de llevar a cabo. No está “normalizada” y, como tal, cualquier variable puede salir mal y, sobre todo, no hay manera de tener una cierta seguridad de que te dará ningún fruto. Como resulta tan compleja, no me extenderé en ella aquí.
2. Demostrar por tu cuenta que eres un experto. Por ejemplo, publicando contenido de tanta calidad que sea aceptado en medios digitales y webs como el Diario La Ley, cuidando al máximo tus perfiles sociales, haciendo networking y trabajando, trabajando y trabajando hasta que se te perciba como un especialista de la materia.
Puede que estas estrategias no cuesten dinero inmediatamente, pero pueden costarte años. Así que creo que, si tienes el dinero, un buen Máster es una inversión más segura.
En conclusión: necesitas una credencial de especialista
Volviendo al acceso a un Despacho de Abogados especializado, para tener oportunidades de éxito, generalmente, el exopositor a Judicatura o Letrados deberá realizar dos Máster simultáneos o sucesivos: primero, el de Acceso a la Abogacía (dos años) y, después, el de especialización jurídica procedente (otro año, al menos).
Esto se debe a que necesitas una «medalla» que te reconozca como especialista ante los reclutadores y, por desgracia, el Máster de Acceso a la Abogacía no especializa en nada.
En definitiva, un largo y costoso camino a recorrer. La primera meta: ser contratados como Abogado junior en alguno de los mejores Despachos de Abogados existentes en nuestro país.
¿Merece la pena intentar acceder a un puesto de Abogado especializado?
Tras lo expuesto hasta ahora, muchos de vosotros os preguntaréis si la inversión de tiempo, esfuerzo y dinero merece la pena.
Desde mi experiencia personal, la respuesta es que depende. Al igual que opositar a Judicatura, Fiscalía y Letrados, el sacrificio es muy grande y solamente compensará para aquellos que están dispuestos a realizarlo por los motivos adecuados.
Es verdad que las expectativas profesionales y salariales que ofrecen los grandes Bufetes son extraordinariamente atractivas. Mucho más que las del Juez, Fiscal o Letrado, sobre todo a largo plazo. Pero, para mí, lo más interesante es la posibilidad de especializarse en algo que realmente te guste. A diferencia del Juez o Fiscal, no solo intervendrás cuando hay un conflicto, sino también para ayudar a construir y llevar a ejecución los proyectos de tus clientes.
Personalmente, ayudar a negociar y luego redactar un acuerdo que permita constituir una empresa conjunta para realizar estudios clínicos para explotar un fármaco que podría mejorar la vida de muchas personas, me resulta mucho más interesante y gratificante que intervenir, veinte años después, cuando exista una disputa sobre quién tiene qué derechos sobre la distribución.
Es importante que tú mismo definas qué quieres, antes de lanzarte a realizar un sacrificio inmenso.
NOTA: Si no sabes en qué especializarte, puede que te interese saber que existen dos tipos de especialización. La especialización horizontal frente a la vertical está explicada con un ejemplo claro en esta entrada del blog EOB sobre la figura del Abogado de Fashion Law.
La estructura de los Despachos de Abogados y por donde accederás
Los grandes Despachos de Abogados se caracterizan, además de por contar con muchos empleados especializados, por su peculiar forma de organización.
El modelo organizativo de los grandes y medianos Bufetes de Abogados tiene su origen en el mundo anglosajón y en el denominado Cravath system. Este se basa en una estructura jerárquica, cuya cúspide ocupan los socios corporativos, que son los dueños del Despacho, y su base los Abogados junior, o, incluso, los becarios o Abogados en prácticas.
En su concepción más simple, el sistema Cravath se basa en la contratación de prometedores Licenciados –ahora Graduados– en Derecho, con bajos salarios (1.292,50 € en 14 pagas, es el mínimo marcado por el Convenio Colectivo Despachos de Madrid 2019-2021), a cambio ofrecerles la formación y experiencia de que carecen, así como expectativa de una brillante carrera profesional.
Esto y que hay Despachos que tienen barreras de entrada por edad, entre otras cosas porque consideran que tener un jefe de edad menor a alguno de sus subalternos genera problemas. Esta es una cuestión que debe tener presente quien busque acceder a un Despacho de gran tamaño tras un periodo de oposición extenso: es posible que por motivos de normativa burocrática le resulte imposible entrar por abajo. Por suerte, no todos son tan rígidos.
Con la expansión del modelo de Máster de especialización obligatorio y el aumento de la competencia en la base de la pirámide (solo en Madrid hay 43.730 Abogados colegiados en activo, según los datos del Consejo General de la Abogacía Española), se ha creado incluso un peldaño inferior al de Abogado junior, como es el de Abogado en prácticas (o becario).
En lo que a nosotros respecta, lo más relevante es que, ahora los bufetes de Abogados, en vez de optar por seleccionar Abogados recién colegiados y especializarlos dentro de la estructura, vienen exigiendo la especialización en la fase de selección para puestos inferiores.
El salario medio de los Abogados de Despachos colectivos de alto nivel y boutiques jurídicas
Sucintamente expuestos los principios estructurales que rigen la organización interna de los Despachos de Abogados, es el momento de las buenas noticias: el salario que prometen los Despachos colectivos de calidad a cambio del duro trabajo que exigen a sus Abogados.
Acudiendo a la II Guía Spring del Mercado Laboral (GSpring Profesional es una firma del grupo Adecco, especializada en consultoría de selección para mandos intermedios y directivos) podemos conocer los ingresos que reciben los Abogados españoles, según la ciudad de residencia y la materia de que se ocupan. Son los siguientes:
- Los Socios de los grandes Despachos de Abogados de Madrid y Barcelona cobran entre 100.000 y 500.000 euros brutos anuales.
- Distinto es el sueldo de los socios radicados en otras ciudades españolas, como Valencia –entre 110.000 y 190.000 euros–; Bilbao –entre 140.000 y 180.000 euros– y Sevilla –entre 110.000 y 190.000 euros–, por ejemplo.
- Como es lógico, el salario que reciben los Abogados Asociados es sensiblemente menor, pues los que están mejor pagados reciben entre 75.000 y 110.000 euros anuales.
- Por último, un Abogado-junior cobra unos 15.000-20.000 euros anuales –excepción hecha de ciertos Despachos, principalmente en Madrid y Barcelona–.
- Por materias, según la Guía Spring, los Abogados mejor pagados son los directores de Asesoría Jurídica, con salarios máximos de 150.000 euros.
- Los Abogados especializados en Derecho internacional, los fiscalistas, administrativistas, concursales, civilistas, penalistas, laboralistas, procesalistas y los especializados en cumplimiento normativo (compliance), dependiendo de la ciudad de residencia, pueden llegar a ganar los 85.000 euros brutos anuales.
- Mientras que los especialistas en Derecho Mercantil alcanzan unos ingresos medios máximos de 70.000 euros brutos anuales.
- Por último, en la parte más baja de la tabla se encuentran se encuentran los Abogados especializados en recobros y reclamaciones de deudas, con ingresos que en habitualmente ven su tope en los casos llegan a los 48.000 euros brutos anuales.
A grandes rasgos, estas son las expectativas laborales que tiene ante sí quien decide pasar de opositor a Abogado. Os aseguro que pueden ser tanto o más gratificantes que aquellas que, por las razones que fuesen, no pudisteis alcanzar. Os invito a iniciar esta nueva etapa con ilusión. También a no dejaros arrastrar a un trabajo concreto solo porque lo veáis accesible, del mismo modo en que no escogeríais una oposición solo porque sea fácil, porque al final esa decisión definirá lo que haréis buena parte de vuestra vida.
Un día decidí dejar de opositar a Justicia y empezar a buscar cómo dar algo de valor a los demás. Desde entonces he publicado una treintena de manuales para oposiciones y he descubierto que ayudar a los demás a lograr sus objetivos me encanta. Firme defensor de tres principales ideas: del optimismo de combate, del aprendizaje de por vida y de la reciprocidad+1.