La Técnica Pomodoro para concentrarse y estudiar eficientemente
En anteriores artículos hemos hablado sobre cómo maximizar la fuerza de voluntad y concentrarse al estudiar, evitando la toma del máximo número de decisiones, y sobre cómo construir un hábito de estudio consistente, peldaño a peldaño, a través de minihábitos.
Ahora voy a explicarte una herramienta muy efectiva para controlar el avance de tus nuevos hábitos, que también te ayuda a concentrarte: la Técnica Pomodoro.
Este método fue creado por el experto en productividad italiano Francesco Cirillo, tomando como referencia un cronómetro de cocina con forma de tomate (pomodoro en italiano). Consiste en elaborar una lista de tareas por hacer e irla desarrollando mediante períodos de esfuerzo por tiempo fijo –veinte minutos, por ejemplo– llamados pomodoros, y que se realizan controlados con cronómetro. Tras cada pomodoro se da paso a unos minutos de descanso, antes de retomar el trabajo por un lapso similar en un nuevo pomodoro.
Cada vez que se finalice un periodo de esfuerzo, deberá ser marcado como completado en la lista de tareas, y al completar cuatro, se realiza un descanso más largo, para después volver a empezar. Adicionalmente, debes tener en cuenta las siguientes consideraciones:
- Si se interrumpe un período de tarea, deberá reiniciarse, y no partirse en pequeños bloques de tiempo. No es válido cumplir un pomodoro en partes.
- Una vez que se inicia un pomodoro, debe terminarse sin interrupciones.
- En caso de que haya distracciones propias o motivadas por el ambiente que impidan completar el pomodoro, antes de reiniciarlo, será necesario anotarlas cada vez que sucedan para evitar que se vuelvan a repetir.
Así, el núcleo de esta metodología no son solo los intervalos de tiempo, sino también la concentración absoluta en los momentos de trabajo y la total desconexión durante las pausas, que permite refrescar la capacidad de mantenerse concentrado. Por esta razón encaja perfectamente con los minihábitos de estudio, posibilitando usar bloques de trabajo y descanso intercalados que permiten alcanzar cantidades de tiempo de estudio concentrado que son imposibles si se pretende, por ejemplo, estudiar 4 horas seguidas.
Por otro lado, el establecer tiempos tasados de estudio y desconexión enlaza con la teoría del agotamiento del ego, ya que nos permite tomar las mínimas decisiones posibles y trabajar con menos interrupciones internas. Las reglas que determinan cuándo estudias y cuándo descansas están fijadas antes de empezar a estudiar, de modo que no tienes que discutir con tu fuero interno si te corresponde o no descansar ahora.
Otra ventaja: una rutina que parte el mismo tiempo de estudio en cuatro bloques de una hora, frente a una rutina de cuatro horas de estudio en un bloque, nos dará cuatro posibles mini-éxitos. No nos jugamos el éxito a todo o nada, como en la rutina de cuatro horas de esfuerzo. Valorando de manera diferente el trabajo, en forma relativa, puedes extraer mejores resultados y saber con mayor certeza tu índice de eficiencia. Ten en cuenta que siempre será mejor conseguir un mini-éxito que un fracaso absoluto, tanto a nivel psicológico como para poder revisar tu trabajo real.
Si bien la Técnica Pomodoro ofrece una duración específica para cada periodo, tú puedes adecuar los tiempos a tus necesidades. Puedes fijar, además, distintos pomodoros según tarea. Así podrías recitar quince minutos de artículos literales y descansar tres, estudiar temas nuevos treinta minutos y descansar siete, o repasar cuarenta y cinco minutos y descansar diez, porque son tareas con un nivel diferente de exigencia. Es importante hacer pruebas para adaptar cualquier sistema a lo que requiera tu plan de estudios para opositar.
Para usar la Técnica Pomodoro hay múltiples herramientas. Yo uso un cronómetro de cocina, una App en el móvil llamada Clockwork Tomato y una web llamada Pomodoro Tracker.
Cómo fijarse objetivos de estudio para combatir la Ley de Parkinson
Con toda la información anterior, me imagino que será más fácil establecer una rutina de estudio para opositar. Sin embargo, hay una cosa más que debes conocer antes de ponerte a ello: la Ley de Parkinson.
Ella señala que “el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine”, haciendo referencia a la tendencia psicológica a ocupar todo el tiempo que se ha previsto para hacer una tarea, aunque en realidad no lo necesite.
Si ya has trabajado como abogado, habrás visto que al preparar la argumentación jurídica para determinado proceso si teníais un mes para hacerlo, en lugar de aprovechar el tiempo disponible al máximo, no se empieza a trabajar en serio en ello hasta unos días antes de finalizar el plazo. Al final, la tendencia es terminar con el tiempo casi justo para el día fijado. Hay abogados que presentan sus escritos sistemáticamente en el día de gracia: la Ley de Parkinson en su máximo esplendor.
Si aún estás en la Carrera de Derecho, sin duda habrás vivido en tus carnes la Ley de Parkinson a la hora de hacer trabajos o estudiar para exámenes: tardabas exactamente el tiempo disponible y terminabas el trabajo o terminabas de preparar el examen el día de antes, la mayor parte de las veces.
Teóricamente, lo normal es pensar que se tarda exactamente lo mismo en completar la tarea si dispones de un mes que de cinco días. No es así, y esto se debe a lo que se llama pseudotrabajo. Si lo evalúas con precisión, te darás cuenta de que, en realidad, solo dedicaste cinco días de trabajo efectivo –o menos– al núcleo de la labor encomendada. El resto del tiempo lo aprovechaste en pseudotareas innecesarias para el objetivo: buscar modelos, leer casos relacionados, comentar con los compañeros, dejar que te distraiga una tarea menos importante, etc. Estas pseudotareas pueden ser útiles para otras cosas, pero no son necesarias para el objetivo marcado. Por lo tanto, en este ejemplo realmente sobraban veinticinco días. Pudiste haberte dado cinco días de margen desde el principio y dedicar el resto de tiempo disponible a otras tareas.
Cómo afecta la Ley de Parkinson a la oposición y cómo beneficiarte de ella
La razón por la que estoy refiriéndome en este artículo a la Ley de Parkinson se debe a que, como ya hemos visto, es muy fácil procrastinar y olvidar lo que tenías planificado en la vorágine de impulso del día a día. Pero, frente a la carga de estudio tan exigente que tiene un programa preparación para las oposiciones jurídicas, dejarte desviar es justamente lo que no debes hacer.
Así que, ¿cómo aprovechar la Ley de Parkinson en tu beneficio? En sentido inverso, de la siguiente manera:
- Establece objetivos claros de estudio cada día, con previsiones de tiempo a dedicar por tema. No alargues innecesariamente los plazos para estudiar cada tema. Por el contrario, acórtalos lo máximo posible para cubrirlos perfectamente –con un cante posterior para comprobar la eficacia del estudio, si es posible, y ve midiendo tu avance con una lista de tareas por hacer con tiempos tasados. Aquí es donde esta ley encaja perfectamente con la Técnica Pomodoro de la que ya hablamos en la sección previa.
PD: Pero no conviertas esas previsiones en una prisión, no te flageles si no las cumples. Al contrario, aprovecha la información para aprender cuál fue el problema. Ya descubras que calculas muy mal cuanto tardarás en hacer algo o compruebes que hay un problema subyacente que te distrae y tienes que resolver, esa es información útil. Lo importante es apuntar a mejorar.
- Revisa el cumplimiento de los objetivos y con los datos objetivos que vas recogiendo establece los del día siguiente. Por ejemplo, yo era un optimista nato y tendía a pensar que podría estudiar un tema nuevo en menos tiempo del real. Al final, tenía que marcarme más tiempo para temas nuevos del que calculaba, o partir el estudio del tema nuevo en un bloque por la mañana y otro al terminar el día – lo cual recomiendo encarecidamente para mejorar la retención– ya que es una forma de repaso espaciado.
- Acorta el tiempo disponible para cosas fútiles. Si, como todos, quieres un momento para revisar las redes sociales o similares, especifica cuánto es suficiente a diario y, por si acaso, réstale unos minutos. Controla el cumplimiento con un cronómetro y anota los fallos. Ahorrarás mucho tiempo.
- Otro punto donde la Ley de Parkinson coincide con la Técnica Pomodoro es en los períodos de descanso después del estudio. Son sumamente necesarios, pero estos descansos deben tener un límite claro para evitar que se alarguen en exceso. Además, un tiempo claro y fijo sirve para evitar agotar tu fuerza de voluntad decidiendo si descansas “un par de minutos más” o no. Recuerda lo que hablamos antes sobre la fatiga de decisión.
- Encárgale a alguien la labor de supervisar tu avance. En el caso del estudio para oposiciones, lo natural es que lo haga tu preparador verificando cuánto has avanzado semanalmente. No obstante, puedes compartir el número de pomodoros diarios y lo estudiado en cada uno con un compañero, para así ayudaros recíprocamente en los detalles diarios que el preparador no podrá controlar.
- Empieza a estudiar temprano para aprovechar no solo el tiempo, sino también tu energía diaria. No dejes que la Ley de Parkinson te haga tender a dejar el trabajo diario para luego. Procura evitar la noche o madrugar en exceso, salvo que estés seguro de que tu ciclo circadiano es particular. En cualquier caso, asegúrate de que duermes suficiente. Por el mismo motivo, procura alimentarte ligeramente antes de iniciar con tu rutina de preparación: te ayudará a evitar la tentación de la pausa para picar algo, sin dejarte amodorrado por estar excesivamente lleno.
- Nota aparte: Por motivos varios, a mí personalmente me viene muy bien un desayuno con proteína, algo de grasa e hidratos de liberación larga (avena, por ejemplo). Tristemente, el desayuno estándar no me viene nada bien para el trabajo mental y creo que a muchas otras personas, tampoco. Si pasas hambre por la mañana temprano o te sientes bajo de energía y tardas en activarte, prueba distintos desayunos para encontrar uno que te ayude a no picar entre pomodoros.
Otras recomendaciones a la hora de comenzar a estudiar oposiciones:
Para finalizar, adicionalmente a las recomendaciones anteriores, para crear un nuevo hábito de estudio para oposiciones jurídicas puede servirte:
- Si estás pensando en empezar una nueva rutina –deportiva, cambios drásticos de alimentación, etc.– además de la preparación para oposiciones, quizá será mejor que evalúes cuál de las dos es más importante para ti y enfocarte solo en esa hasta establecerla. Así evitarás desmotivarte con las dos por sobrecarga de esfuerzo, porque los hábitos son duros de establecer, pero sencillos de mantener.
- Aunque es cierto que es mejor trabajar en pequeños hábitos, también es importante mantener la mirada en las metas grandes, lo suficiente para mantenerse motivados. Cuando de oposiciones se trata, quizá debas recordar por qué quieres obtener un puesto en la Justicia, ¿crecimiento profesional?, ¿estabilidad económica?, ¿hacer el mundo un poco mejor?
- Haz que tus objetivos sean realistas, que sean específicos y los puedas medir. Ser demasiado impreciso puede acabar con cualquier propósito. A corto plazo, los objetivos pequeños son mejores. El conjunto de objetivos pequeños cumplidos es lo que llevará a los objetivos grandes y ambiciosos. Fijarse un objetivo excesivamente ambicioso al inicio y no crear un mapa de pequeños hitos que lleven a la meta final es una receta para el fracaso, pues será imposible medir el progreso y mantenerse motivado.
La dicotomía entre mantener la gran meta presente y definir objetivos a corto plazo es difícil de conjugar, pero si se hace bien, es una receta de éxito.
- Encuentra un grupo de estudio, o un compañero, que te mantendrán involucrado para que sea más difícil abandonar una vez que has iniciado. La presión social percibida es muy poderosa, úsala en tu beneficio.
- Encuentra un ambiente nuevo para tus nuevos hábitos, al hacerlo, será más fácil dejar de procrastinar y empezar a enfocarte. Esto se debe a que tus hábitos anteriores suelen estar enlazados a gatillos o desencadenantes que están en tu entorno habitual. En un nuevo entorno habrá menos señales que desencadenen hábitos negativos.
Eso es todo en este artículo respecto a la creación de un nuevo hábito de estudio. Recuerda que todo lo que te he recomendado lo puedes adaptar a tus requerimientos propios. Aún me queda en el tintero cómo eliminar las distracciones y mejorar la concentración, procuraré escribirlo en el siguiente post.
Corrección ortotipográfica y de estilo cortesía de Belén Ripoll Salas:
Un día decidí dejar de opositar a Justicia y empezar a buscar cómo dar algo de valor a los demás. Desde entonces he publicado una treintena de manuales para oposiciones y he descubierto que ayudar a los demás a lograr sus objetivos me encanta. Firme defensor de tres principales ideas: del optimismo de combate, del aprendizaje de por vida y de la reciprocidad+1.