Ideas para mantener una actitud y espíritu positivos durante la oposición
O las metas como antídoto frente al sufrimiento que la oposición conlleva
Para la mayoría de las personas el objetivo último es ser feliz. Ponerse de acuerdo sobre qué es la felicidad ya es otro asunto. Mantenerse feliz durante periodos de alta presión y sufrimiento intelectual o físico es un problema aún mayor que requiere una buena estrategia. En este artículo, trato de exponer mis ideas sobre cómo evitar el sufrimiento negativo durante la oposición y en la vida en general.
Este texto me ha sido difícil de escribir, pero creo que mi deber moral era hacerlo. Si la vida en general tiene muchas dosis de sufrimiento, la oposición es la vida al cuadrado. Todo se magnifica y distorsiona de maneras extrañas que solo un opositor comprende. Y si ayudan a alguien a ver las cosas menos torcidas, no puedo dejar de poner mis ideas a su disposición.
Tipos de felicidad, cuál interesa más para el esfuerzo a largo plazo y por qué
En mi opinión, basada en mi experiencia y mis apreciaciones, (quizá) podemos hablar de dos tipos de felicidad fácilmente distinguibles. La primera es muy colorida pero superficial y totalmente transitoria, como todos los sentimientos. Me refiero a la clase de felicidad que da tomarse una cerveza con un amigo en tu día de descanso tras una dura semana de estudio o trabajo. A ella me referiré como placer.
Frente a la anterior se encuentra una felicidad de tipo profundo –espiritual, por decirlo de algún modo–. Esta es una sensación más permanente, pero, a cambio, no es tan viva, es sutil. Y, sobre todo es mucho menos frecuente que la anterior forma de felicidad. En los que la alcanzan, se asienta en el fondo de la mente sin llamar la atención, como una especie de reserva de alegre tranquilidad y firmeza que acompaña a lo largo del día, a pesar de las circunstancias adversas. Esa clase de felicidad se siente cuando te consideras a ti mismo capaz de, tras cuatro horas de estudio, descansar diez minutos y seguir otra hora más, porque es lo correcto y porque, además, puedes hacerlo. A este tipo de felicidad la llamaré realización, a falta de mejor nombre.
La felicidad como placer en el ahora
La felicidad inmediata puede ser algo negativo.
Al leer la frase anterior, alguno se preguntará: ¿la felicidad puede ser negativa? Sí, puede ser dañina cuando se manifiesta de determinadas formas. Me refiero al disfrute a corto plazo que perjudica a la felicidad a largo plazo (realización). También hablo de aquel vicio que nos da cierta satisfacción, pero nos distrae de hacer algo más importante, según nuestra propia opinión y nuestros propios valores.
Si nos paramos a pensarlo, por muy chocante que sea a primera vista, todos lo hemos experimentado: la partida de ordenador el día de antes de un examen del instituto, la juerga del sábado antes de presentar el TFM o el maratón de ocho horas viendo una serie en Netflix de forma compulsiva. El hecho de que sintamos cierta felicidad o placer transitorios mientras realizamos la acción no la convierte en positiva: sin dicha euforia como cebo, jamás habríamos mordido el anzuelo.
Como es evidente, si quieres opositar a alto nivel –o realizar cualquier otra tarea igual de exigente– no puedes depender de las satisfacciones puntuales para mantenerte positivo. Es prácticamente imposible concederte una cantidad de premios tan grande que te dé energía suficiente para seguir “en el zulo”.
Eso no quiere decir que las fuentes de felicidad transitoria sean negativas en sí mismas, muchas veces serán positivas y tremendamente útiles: ya sea como refuerzo positivo –como cuando cantas muy bien ante el preparador y te das un capricho– o como mecanismo para “descomprimir la cabeza” y desconectar de la tarea que te absorbe, haciéndola más llevadera. Esto no es exclusivo del estudio de la oposición, existe también en el deporte de élite y hasta en la dieta –el clásico cheat meal tiene justamente ese propósito–.
Lo que sucede es que la felicidad a corto plazo no puede sostener el esfuerzo de la oposición. No hay incentivo inmediato para estudiar o para trabajar cada hora de cada día. Por eso necesitamos otra fuente de energía.
La significación e importancia como fuente de energía
Por suerte, quien quiere opositar no necesita estar atiborrándose de chocolate negro y helado para mantener un estado de ánimo positivo. La alternativa es que la importancia de lo que hacemos sea la fuente de satisfacción personal y realización. Importancia subjetiva y totalmente personal, que no tiene por qué corresponderse con la realidad.
Por poner un ejemplo verídico: aunque suene ridículo, yo me sentía feliz todas las mañanas si conseguía bajar a la biblioteca antes de una determinada hora. ¿Cuál era la importancia de eso en el gran esquema de las cosas? Pues objetivamente muy poca, pero subjetivamente era un paso más en el camino que me había marcado, que para mí llevaba a cosas inconmensurablemente relevantes y significativas. Para mí, por exagerado que suene, estudiar significaba luchar por un mundo más justo y llegar temprano me daba más horas para hacerlo. Y, a la vez, significaba luchar por un mejor yo: una versión de mí mismo merecedora de respeto y apreciación.
Mi objetivo era, desde el Ministerio Fiscal, defender a los ciudadanos contra las agresiones de la malicia humana. Para gestionar ese objetivo altísimo e inalcanzable, lo iba atando a pequeños pasos. Y, de este modo, esos pasos quedaban bañados por la importancia de la meta final.
En aquel momento no era totalmente consciente, pero había logrado algo grande: desarrollar un sistema para estar altamente motivado a través de pequeñas tareas. El mecanismo era muy sencillo, pero requería, como no, tener una meta poderosísima. Este objetivo o meta daba tracción al sistema, porque me permitía ver las pequeñas tareas como piezas de un enorme todo.
¿Qué desventaja tuvo esto? Que cuando perdí mi meta final, se me fue a la porra el sistema. Por suerte, he ido encontrando nuevos objetivos, grandes y locos, de los que extraer grandes cantidades de motivación y energía para las pequeñas tareas.
Cómo puedes usar este sistema para tener más energía para opositar
Para terminar, rompamos este sistema en piezas pequeñas para que puedas reconstruirlo y moldearlo a tu manera.
En primer lugar, necesitas un objetivo importante y resulta imprescindible que sea tangible y concreto. No por el rollo de la Ley de la Atracción ni chorradas místicas, sino porque necesitas contarte una historia sobre la importancia de lo que haces: su poder depende de los detalles que le des.
Como dice Tom Bilyeu, fundador de Quest Nutrition (empresa que produce barritas y otros productos saludables y que está valorada en cientos de millones de dólares):
«Nadie actuará por los muchos, pero todos actuarán por uno”.
Quiere decir que es muy difícil dedicar enormes cantidades de esfuerzo al objetivo genérico de “ayudar a la gente”. Te será más fácil si el significado e importancia lo fijas en una persona concreta, en sus necesidades y su sufrimiento. Por ejemplo, Tom Bilyeu pensaba en su familia, que tiene problemas de obesidad. Yo me imaginaba actuando contra criminales que salen en las noticias y asistiendo a las víctimas y sus familiares. Me montaba mis historias con tantos detalles que me lograba emocionar de una forma similar a cómo nos emocionan los personajes de una serie o una película.
Una vez definido el objetivo y su importancia respecto a una imagen clara de a quién quieres ayudar, tendrás que concretar las tareas necesarias para conseguirlo y conocer bien las razones por las que esas acciones son importantes para alcanzar la meta. Esto te proporcionará la motivación necesaria para actuar, siempre y cuando el objetivo sea lo bastante atractivo para ti.
Por último, no basta con generar esta “visión” abstracta y atarla a unas acciones y tareas a corto plazo. Es esencial revisar continuamente esa imagen –modificándola si hace falta– para mantener su importancia, y además reforzar la idea de que las pequeñas tareas son pasos hacia la meta. Asimismo, es bueno tener algún sistema para medir tu avance hacia el objetivo: puede ser el progreso en tus notas con el preparador, los temas que te has estudiado, etcétera. También es valioso reflexionar sobre cómo tu avance te ayuda a llegar a la meta: ya sea porque ahora hablas mejor en público y serás capaz de convencer al jurado de la culpabilidad del acusado o porque conoces mejor el Derecho y serás capaz de sostener mejor la acusación.
En conclusión, premios a corto plazo como refuerzo al estudio, visión a largo plazo como sostén psicológico general
Como seres humanos no podemos estar siempre enfocados en el propósito y la realización, necesitamos placeres inmediatos. Pero nos hace falta la satisfacción personal, aunque a veces el corto plazo ocupe el espacio de las tareas significativas con las que nos sentimos realizados. Asimismo, a veces los pequeños placeres nos sirven de distracción frente a la angustia de no tener ningún propósito valioso entre manos. En el corto plazo, es mejor estar distraído que sufrir. Pero a largo plazo, esto no soluciona nada. Pan para hoy, hambre para mañana.
En general, el opositor necesita visualizar un futuro brillante. Ello le da energía de forma estable. Pero existe una dicotomía: también necesita los pequeños placeres del día a día. En resumen, con ambas fuentes de energía uno es capaz de lograr mucho más que solo con una de ellas.
Y para terminar, un consejo de perro viejo: no pongas todos tus huevos en la misma cesta. No tengas solo un objetivo a largo plazo. Ten varias metas, diferentes, variadas. Alguna de tipo físico, que te mantenga sano; alguna de tipo social, que te mantenga conectado con el mundo. Yo cometí el error de reforzar solo el que tenía que ver con la oposición y, al caérseme este, se me vino el mundo encima, en cierto sentido.
Si puedes, diversifica tu identidad y tus sueños. Así, aunque la oposición te falle, tendrás tus otras metas: una familia, un deporte, algo por descubrir, una habilidad por desarrollar… Porque los sueños tienen su propia vida: nacen, se desarrollan y mueren. Es mejor tener varios objetivos vitales, porque sin ninguno, la vida es un pozo oscuro y desagradable, carente del más mínimo sentido.
Corrección ortotipográfica y de estilo cortesía de Belén Ripoll Salas:
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Un día decidí dejar de opositar a Justicia y empezar a buscar cómo dar algo de valor a los demás. Desde entonces he publicado una treintena de manuales para oposiciones y he descubierto que ayudar a los demás a lograr sus objetivos me encanta. Firme defensor de tres principales ideas: del optimismo de combate, del aprendizaje de por vida y de la reciprocidad+1.